Saturday, February 25, 2006

Un nuevo partido de Centro Derecha

Fundemos un Nuevo Partido de Centro Derecha
Opinión

Nuestro país nació con la Revolución de Mayo de 1810, pero no fue sino hasta 1860 que nació la Primera República Argentina. Allí, la Provincia de Buenos Aires se sumó al resto de la Confederación que había conseguido organizarse con la Constitución de 1853. Esa Primera República puede resumirse con los grandes hombres que la inspiraron, organizaron y llevaron adelante: Alberdi, Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, Pellegrini, Miguel Cané... Muchos de ellos habían sufrido el exilio y habían conocido Europa y EE.UU.. Supieron extraer las nuevas ideas que venían de Francia, Inglaterra y se habían plasmado en Norteamérica: democracia, libertad y educación masiva. El resultado de la implementación de estas ideas permitió que nuestro país pasara de ser una de las áreas más pobres de toda América a ser uno de los primeros 10 países del mundo. La Argentina ofrecía al mundo una tierra de paz, libertad y prosperidad como sólo los EE.UU. podían igualar. Por eso, torrentes de inmigrantes llegaban todos los días. Por más de tres décadas conseguimos mantenernos entre los primeros diez lugares del mundo por encima de la mayoría de los países europeos. Sin embargo, a aquellos grandes hombres les faltó la inclusión de las nuevas mayorías populares al sistema de gobierno. Por eso nació la Segunda República que se fundamentó en dos grandes movimientos populares que han influído en nuestro destino durante casi un siglo. Alem e Irigoyen, buscaron incluir a las mayorías populares en las decisiones políticas. Perón buscó reivindicar las condiciones de trabajo de las clases populares. Lamentablemente, los justos reclamos se tradujeron en una aventura populista. Radicales y Peronistas cimentaron un modelo que promovió una cultura que puede resumirse como la “ley del menor esfuerzo”. Promovieron el asistencialismo, el facilismo, el clientelismo político y el distribucionismo. Todo bajo el disfraz de la “justicia social”. Las mayores diferencias entre ambos son que unos se recostaron sobre la clase media y otros sobre las clases populares; unos utilizaron ropajes democráticos y otros fueron más desfachatados; unos supieron hacer oposición y otros ejercieron el poder. Pero, ambos ofrecieron educación universitaria gratuita y sin esfuerzo, además de subsidios, mejoras sociales y, sobre todo, numerosos empleos públicos. Ambos, se fundaron sobre una estructura “amigo-enemigo”, peronistas-antiperonistas, pobres contra ricos, industriales contra el campo; combatían al capital y a sus representantes, EE.UU., el FMI y los bancos privados. Al mismo tiempo, se enriquecían los bolsillos y generaban un nuevo Capitalismo de Estado, con los nuevos Señores de la Industria Nacional y con los Señores Feudales de las Provincias. Por su parte, los antiguos Conservadores no supieron competir democráticamente, utilizaron los golpes militares para llegar al poder, y con ello, sólo consiguieron hacer perdurar la Segunda República. Crónica de una muerte anunciada: Cien años atrás, un gran estadista ya decía que el radicalismo no era un partido político sino un temperamento, y que por lo tanto no se le podía ganar. Había que dejarlo gobernar todo el país y, entonces, cometerían tantos errores que ya nadie los votaría nuevamente. Pellegrini no pudo prever que por la impaciencia e impericia de nuestra clase dirigente nos llevaría más de 100 años alcanzar ese objetivo. Continuas interrupciones institucionales postergaron la muerte del Radicalismo. En 1930 lo salvó el Gral. Uriburu, en 1966, lo rescató el Gral. Onganía, luego, Menem quien pactó con Alfonsín en Olivos y le ofreció una sobrevida a cambio de la reforma constitucional que le permitiría un segundo período. Finalmente, Chacho Álvarez traicionó a sus seguidores y a toda su generación al pactar con el radicalismo en 1999; y le terminó regalando el gobierno que no habría obtenido por sus propios medios. Pero hoy, creemos que el radicalismo ha muerto. La prueba de esto es que la palabra “radical” que le dio origen, ha cambiado su significado: En lugar de ser extremo, tajante, intransigente, partidario de formas extremas (especialmente en sentido democrático); a pasado a ser sinónimo de: indeciso, lento, flexible, blando, maleable, suave, fofo, inerte, inocuo, vano, vacío, ineficaz, superficial, inoperante, inútil... Murió al menos como posibilidad de Gobierno. Simplemente porque por muchos años va a espantar más votos de los que aporte. Los candidatos con posibilidades formarán nuevos partidos o estarán condenados al ostracismo. Del peronismo, todavía no se puede decir lo mismo, pero está seriamente herido y con grandes posibilidades de desmembrarse. Basta con decir que casi ninguno de sus candidatos puede caminar por las calles sin recibir insultos... o algo peor. La nueva oportunidad: Por fortuna ya no hay más golpes militares. Ahora, peronistas y radicales se han unido nuevamente para designar al presidente actual, a través de una Asamblea Legislativa que tiene escaso o nulo apoyo popular. Así, luego de 18 años de continuidad en el poder, sus gobiernos han desatado la peor crisis de la historia de nuestro país. La hiper-recesión se suma ahora a la inflación que deprime el salario real de los que todavía trabajan. El desempleo alcanzará un 25%, y la pobreza superará el 41% en el Gran Buenos Aires, peor aún que en 1989-1990. Esto puede impulsar una nueva escalada de la violencia. Pero, no hay que desesperar! El idioma chino nos revela que toda crisis encierra peligros y oportunidades. Concentrémonos en esta nueva oportunidad bajo la luz de las enseñanzas del profesor Von Hayek que decía que "Si hemos fracasado en el Primer intento de crear una Sociedad de Hombres Libres tenemos que intentarlo de nuevo. El principio rector que afirma que no existe otra política, realmente progresista, que la fundada en la libertad del ciudadano sigue siendo tan verdadero hoy como lo fue durante los siglos anteriores". Con el radicalismo moribundo y el peronismo fuertemente debilitado, queda un espacio libre para que surja una nueva fuerza política. Lilita Carrió y Zamora podrán dar respuestas al 20% del electorado, el radicalismo, tal vez, no obtenga más de 5 o 10% de los votos y los propios peronistas dicen que estarían contentos si consiguen algo más de un cuarto del electorado. Esto abre una inmensa oportunidad para que surja un nuevo partido de centro-derecha, que defienda las ideas de Alberdi y de Sarmiento, pero esta vez apostando a incluir a las grandes mayorías. El nuevo partido defenderá las banderas del liberalismo político y económico, una democracia capitalista, con economía abierta y de mercado y con un Estado pequeño y eficiente que provea Justicia, Seguridad y Educación, financiado con impuestos bajos, de manera tal de ser competitivos internacionalmente. Para llegar a ello, deberá empezar por hacer una seria Reforma Política y Económica. Incluyendo la eliminación de las listas sabana, la reducción de cargos electivos en todos los niveles, una reforma fiscal con acento Federal y de regionalización del país, etc. Ahora bien, la historia nos muestra que ninguno de los nuevos partidos de centro-derecha han tenido éxito: Nueva Fuerza, UCeDe, Acción por la República... Pero en todos esos casos, se erigieron partidos detrás de un líder fuerte. Y esos líderes, que a veces se decían liberales, eran verdaderamente autoritarios en el manejo de las internas partidarias, y fundamentalmente en la designación de candidatos. Tal vez, el segundo error muy diseminado entre nosotros es que no sabemos trabajar en equipo, nos cuesta escuchar a los demás y flexibilizar nuestras ideas. Y a veces, parece que no aprendemos de nuestros errores. Los posibles candidatos siguen sin trabajar en equipo. Cada uno está lanzando su propio partido o su propia red cívica, duplicando, triplicando, quintuplicando esfuerzos, que en lugar de sumarse se anulan. Así, Patricia Bullrich lanzó Ahora Argentina. Ricardo López Murphy, con su Fundación Cívico Republicana, se propone lanzar su propio partido dentro de algunos meses. Mauricio Macri trabaja por su lado con el apoyo de Francisco de Narvaes, quien, según AF, se está entusiasmando con una posible candidatura propia. Un pequeño grupo lanzó el Partido de 1810. Enrique Aramburu y otros están armando la Unión Popular Liberal Republicana. En San Isidro, tuvo un pequeño éxito el Partido Convocación Ciudadana. En Rosario, otro nuevo partido se ha formado. Y seguramente hay decenas más que todavía desconocemos. Mientras tanto, siguen en vigencia todos los viejos partidos de centro-derecha que conservan 1 o 2% de los votos. Sin embargo, ha llegado la hora de la unión, Argentina necesita un nuevo partido de centro derecha. Pero ésta vez, deberá ser verdaderamente democrático. En lugar de ser verticalista, por primera vez deberá ser formado por muchos, PRECANDIDATOS que se presenten a una Interna Abierta compitiendo por los votos de los ciudadanos. Esa será la forma de predicar con el ejemplo y quien gane la interna, será el mejor candidato para competir por la presidencia. Además, todas las listas deberán ser confeccionadas por votación de los miembros y no por conciliábulos de las cúpulas partidarias. En nuestro querido país, hemos tenido muchos príncipes maquiavélicos, estamos en la búsqueda de un príncipe democrático que sea capaz de fundar la Tercera República, rescatando la libertad política y económica de la primera con la inclusión de las mayorías populares de la segunda. Agustin Etchebarne Es economista, co-fundador de Delphos y co-fundador de Democracia Directa www.democraciadirecta.com.ar 5 de Abril de 2002

1 comment:

Rodrigo Angulo said...

Este es el mejor Articulo que he leido en mucho pero mucho tiempo! Ni siquiera soy Argentino pero es que vivimos casi el mismo panorama en El Salvador. Me dan ganas de crear un movimiento civil que ayude a todos los pueblos latinoamericanos a crear esta alternativa politica. Es que esto es ya DEMASIADO... con la red creada en Foro Republicano podria Agustin ud. liderar este movimiento.